Las motivaciones que proyectaron nuestra atención hacia el estudio de la narrativa mironiana están centradas en una serie de circunstancias que lograron incitar nuestra curiosidad y afán de comprobación. Entre ellas podemos mencionar la profunda impresión que recibimos al observar que la novela titulada Nuestro Padre San Daniel y El Obispo leproso había originado la división de los críticos en dos bandos antagónicos e irreconciliables, que impedían una valoración justa y objetiva de la obra. En efecto, mientras que Gabriel Miró había sido objeto del elogio entusiasta de sus contemporáneos más ilustres —desde Maragall a Unamuno, pasando por Marañón, Azorín, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Pedro Salinas y Ramón Gómez de la Serna—, otros grup...